Borges y el Nobel


Jorge Luis Borges

En octubre de 2010, poco después de saberse ganador del Premio Nobel, Mario Vargas Llosa dijo a un periódico de su país: "Me da vergüenza recibir el premio que no le dieron a Borges". Efectivamente, el escritor más importante del siglo XX nunca fue honrado con una merecida recompensa por su trabajo. Fueron años esperando un galardón que nunca llegó. Según el investigador Alejandro Vaccaro en El señor Borges, cada mes de octubre, ante una nueva decepción, con los periodistas en la puerta, decía:

-Si me lo dan sería inmerecido. Pero yo quiero que me lo den.

Para comprender la injusticia de un jurado que no le fue favorable, hemos de remontarnos al año 1964, cuando acudió a una cena con escritores suecos en la ciudad de Estocolmo. Artur Lundkvist, uno de los invitados, recitó un poema, y el escritor argentino, por lo bajo, lo ridiculizó ante los comensales. Lundkvist, que acabó enterándose de todo, se convirtió años después en uno de los miembros más influyentes de la Academia Sueca. Y por si esto fuera poco, acabó sumándose un segundo motivo: una visita a Chile en los tiempos de Augusto Pinochet. El crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, en su biografía autorizada, explica que en 1976 “ya había sido elegido a medias con Vicente Aleixandre, el poeta surrealista español, para el premio Nobel, cuando una visita intempestiva a Santiago de Chile, para aceptar una medalla de Pinochet, decidió a la Academia a borrar cuidadosamente su nombre”.

Borges recibió un Doctorado Honoris Causa de manos del dictador más sanguinario de Sudamérica. Y para más inri, su discurso aquel 22 de septiembre fue éste:

Yo declaro preferir la espada, la clara espada a la furtiva dinamita […] Mi país está emergiendo de la ciénaga, creo con felicidad […]. Ya estamos saliendo, por obra de las espadas, precisamente. Y aquí ya han emergido de esa ciénaga. Y aquí tenemos: Chile esa región, esa patria, que es a la vez una larga patria y una honrosa espada.

El mismo día, en Estados Unidos, la policía secreta del régimen eliminaba a Orlando Letelier, antiguo canciller del gobierno de Allende. Una excusa para Lundkvist, que en 1980 diría: "La Academia Sueca nunca le dará el Nobel a Borges". Cinco años después, reconciliado con la derrota, éste afirmaría en una entrevista:

La inteligencia de los europeos se demuestra por el hecho de que jamás me hayan dado el Premio Nobel. ¿Sabe usted por qué? No hay escritor más aburrido que yo. Es una gran equivocación que la gente me lea, porque ni a mí mismo me gusta lo que escribo y por eso ni yo mismo me leo, nunca me he leído. Todo lo que he escrito, todo, no pasan de ser borradores; ¡borradores!, papeles sueltos. No entiendo a las personas. Y por ejemplo en esta biblioteca que usted ve ahí, no tengo libros míos. ¿Para qué?

Según Alicia Jurado, amiga de Borges, "lo importante no es tener el Nobel, sino merecerlo". Yo, con toda sinceridad, estoy de acuerdo con ella.

16 comentarios:

  1. A cualquiera le dan el Nobel, así que no hay que preocuparse. Ese premio no significa nada, sólo impulsa la industria editorial. Vivo en Suecia, a nadie le importa el Nobel (a excepción de la fiesta, donde el que participa, el rey, un tipo de bajo cociente intelectual, no pone un peso). Yo lo veo como un premio de un país rico a otros países ricos y uno que otro pobre, pero para reducidos a "espacios del pensamiento": literatura, paz y artes manuales, si es que existiera tal cosa. El Nobel es como una canonización de oscuras reglas, pero reglada al fin y al cabo. "Reglada" no significa que el que se lo gana es mejor que otro que no. Un escritor serio (que son pocos) en realidad no se preocupa de esas cosas y menos aún, servir de reproductor parasitario de un consenso estético. La gente lee mierdita y el Nobel es el diplomita de 9 millones de coronas suecas que cuesta esa mierdita.

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    1. Sí, en fin... Algunos queremos pensar que los premios se otorgan de manera neutral y que, como en el fútbol, algunas veces no gana el mejor. Pero cosas como ésta nos hacen dudar...

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  2. Para injusticias el caso de la literatura catalana: es vergonzoso que autores como Pla o Rodoreda no hayan estado siquiera nunca en las quinielas. Además, la excusa de ser una lengua poco extendida no cuenta, ya que a Mistral le dieron el Premio, siendo el occitano una lengua mucho menos extendida y más fragmentada. ¿A caso fue la mano negra del Gobierno de España?

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    1. El caso más sonado fue el de Àngel Guimerà, que se veía como ganador del premio pero no se lo concedieron porque Madrid propuso a Pérez Galdós al mismo tiempo. Los suecos, oliendo la división, no se lo dieron a ninguno de los dos.

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    2. Ah! ¿y qué me decís del caso Espriu? Otro caso de fragante interferencias del Régimen.

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    3. Oh, dios mío, qué injusticia. Tampoco la literatura argentina, ni la lituana, ni la camerunesa, ni la córcega... Viaja un poco, te hace falta.

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  3. Yo, que vivo en la ciudad donde se conceden los premios "Príncipe de Asturias" (y me avergüenzo del criterio que aplican para conceder los galardones), creo que la Academia ya no puede caer más bajo que cuando le dio el premio a Obama.

    Aunque tampoco me importaría hacerme un viaje a Estocolmo (siempre que no tenga que llevar levita).

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    1. Por no mencionar Al Gore como Nobel de la Paz... O Fernando Alonso Asturias de los Deportes cuando aún no había ganado ni un mísero mundial de aquello conocido como F1 que algunos pocos consideran un deporte ...

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    2. No hurgues en la herida local, por favor

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  4. Makinal confunde a la premio nobel chilena, Gabriela Mistral, con el escritor occitano Frederic Mistral; pavoroso.

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    1. Habla de Frederic Mistral, escritor occitano, que ganó el Nobel en 1904. Efectivamente, errar es de humanos... Pavoroso el bumerang.

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  5. No, no lo confundo. Frédéric Mistral también ganó el Premio Nobel de Literatura, en el año 1904. Lo siento...

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  6. A mí me parece más sospechoso que jamás le hayan dado el Nobel a un pelirrojo. "Fragantes" interferencias de los altivos rubios y de los malditos morenos.

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