La muerte de Pablo Neruda


Salvador Allende pronunciando un discurso

El 11 de septiembre de 1973 a las nueve y diez de la mañana, Salvador Allende pronuncia en la radio el último discurso de su vida:

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (...). Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria (...). Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

Al mediodía, el Palacio de la Moneda es bombardeado y Allende, sitiado, se despide de sus colaboradores, que se apresuran a salir del edificio; los golpistas no tardan en penetrar en el palacio presidencial y éste, como bien había anticipado, acaba muerto.

Pablo Neruda, el poeta más importante de su país, probablemente escuchara a su amigo a través del transistor. A causa de su enfermedad, pesaba cerca de cien kilos: por culpa del cáncer, según los médicos, no le quedaba ni un año de vida. La versión oficial asegura que la angustia agravó su problema.

Pablo Neruda
Tres días después, Neruda acabó sus memorias. Y el día 16, el embajador de México, Gonzalo Martínez, le ofreció el asilo. El escritor aceptó: para protegerle, se hizo correr el rumor de que estaba grave.

Manuel Araya Osorio, su chófer en aquel momento, asegura que su ingreso en la Clínica de Santa María fue efectuado simplemente para mantenerlo a salvo.

Para resguardarlo, Neruda viajó en ambulancia el día 19. Iba acompañado de su señora. Yo, de cerca, los seguía en un Fiat 125. El trayecto, que normalmente se realizaba en dos horas, se prolongó hasta seis. Los militares nos detenían una y otra vez en búsqueda de armamento. Fue muy humillante.

La huida estaba prevista para el día 22. Pero en el último momento, Neruda la pospuso hasta el 24. Según el embajador:

No vi gran diferencia en él entre los primeros días que lo conocí y los últimos que lo visité en el hospital. Lo conocí ya como un hombre enfermo, pero no llegó a estar en los huesos.

Un día después, Araya recibió una llamada del enfermo: le pidió que regresara a Santiago porque se sentía muy mal: un médico, mientras dormía, le había puesto una inyección. Según su testimonio, al llegar al hospital y ver a su jefe enormemente hinchado, uno de los médicos le pidió que fuera a por un medicamento que, extrañamente, sólo podía encontrarse en la periferia de la ciudad. Durante el viaje, dos coches interceptaron su vehículo y un grupo de hombres lo arrastró fuera; tras una paliza y un disparo en el brazo, se lo llevaron a un centro de detención. A las diez y media de la noche, solo con su mujer, Neruda murió. Y la pregunta es: ¿era esa inyección una sustancia preparada por la dictadura para matarlo? De momento, sus restos ya han sido exhumados para intentar aclarar esta historia. Pero, probablemente, nunca lo lleguemos a saber.

6 comentarios:

  1. Hay unas declaraciones interesantes de la enfermera que estuvo con él.
    Pablo, aún anciano, representaba una manera de entender la vida, y la poesía. Y eso, con un Pinochet furibundo, no podía casar de forma alguna

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    1. Gracias por visitar Espacio cultural. Neruda fue un grandísimo poeta, que consiguió acercar su obra a los profanos del género y, al mismo tiempo, logró algunos de los versos más bellos que se recuerdan. Ahora bien, si nos ponemos a analizar su ideología, encontramos mensajes en sus textos que dan escalofríos.

      Un cordial saludo, y no olvides volver.

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  2. Neruda no daba escalofríos, represntaba la justificada rabia del pueblo hambriento como buen poeta del pueblo. O no clamaba Miguel Hernandez sobre los cadaveres fascistas?

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  3. Triste final para un poeta de la humanidad.

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  4. Siempre que leo o escucho algo sobre Neruda, me produce una enorme contrariedad, por un lado está el reconocimiento sobre su obra literaria, que seguramente debe ser admirable; y por otro lado está su enorme egoísmo y su cobardía, al abandonar a su pequeña hija Malva Marina, cuando supo que ella sufría de hidrocefalia.
    ¿Cómo puede una persona abandonar a la sangre de su sangre cuando más lo necesita? ¿Es creible su sensibilidad cuando no tuvo sensibilidad para con su propia hija?

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